miércoles, 4 de mayo de 2011

Vivencias del 4 de marzo de 2011- Antonia Los pueblos no perdonan

Si la audiencia de la maestra de las maestras era reducida, y los marchantes por senderos marginados era reducida, la hazaña que he de contarles será mucho más que reducida. Fue tan poca la asistencia que me quede un poco desilusionado. Pero allí estaba, me sentía más alto, mas erguido que siempre. Se encontraba Don Rafaelito, sentado, nunca me lo imagine sentado hasta esta noche, pensé que en algún momento no toleraría mas la agonía de estar sentado, pero si soporto todos esos años en prisión, ese momento sentado no era nada. También se encontraba la hermana de Antonia, quien al mirarla, pude sentir parte del dolor, vi también que tenia parte de ella, por su presencia nos dejaba saber las gracias de nuestra presencia. 
                El acto comenzó con un grupo de estudiantes interpretando una especie de obra teatral. Su crítica era hacia el silencio y el individualismo que nos impera. Se llevaron un chubasco de aplausos, pues la pequeña muchedumbre no produciría más. Luego, un conversatorio con estudiantes veteranos de huelgas pasadas, en el cual re señalaron sus opiniones y andanzas quijotescas de su diario vivir.
                Le toco el turno, ahora si no sentado. Pues allí estaba como es el, erguido, con su guayabera blanca y el alma limpia, limpia de cárceles que no han encubado en su conciencia. Nos contaba que sus padres estuvieron en la masacre de Ponce, allí presenciaron la crucificacion de Georgina, una niña que a diferencia de Jesús, no fue en una cruz ni clavos, si no que ha fuerza de bala y metralla. Aun tenia puesto aquel gabán con que se dio visita al congreso. Alusivo que aun tenia aquella mentalidad a sus veinte tres años. Nos dejos con la lectura de varios de sus poemas.
                Termino el acto con una presentación artística, con voz y guitarra se presento este gran cantante, aunque bajo en estatura. Nos canto varias canciones de Silvio y otros más. Mientras yo conversando con mi recién conocido hermano Joaquín, entonaba aquel poema de lola, “La Borinqueña“. Cuando miro a un lado ya Joaquín estaba en pie con su puño en los más alto que pudo alzarlo, otros a la edad de Joaquín estuvieran meciéndose en el balcón esperando la muerte. Me pare a su lado, cuando al final de versos que claman libertad, sale de su voz un poco ronca, de lo más hondo de su alma y grita “Viva Puerto Rico Libre”, yo de lo mas honde de mi alma y por la misma causa y mas por Antonia, se me salió de lo más hondo de mi alma y grite “Viva”…

2 comentarios: