Cuentan que una noche fría y clara
al canto de sapos y grillos.
Al borde del sueño un niño
de su cama se levanta.
Y es que toca en su ventana
linda la luna, con sus guiños.
Y es una niña con cariño
que con sus rayos alumbraba.
Ante la distancia lejana
ella extendía sus rayitos
y el niño en su columpio
más y mucho mas se alzaba.
Pero su jugada hizo el tiempo
y muchas noches de delirios
sin llegar a abrazarse de lleno.
Ya nuestro amigo es un viejito
y la luna aun deja reflejos
en la fría ventana escritos.