martes, 1 de noviembre de 2011

Un Colón Arrepentido

     El cielo lucia su virtuosa fiesta y las nubes estaban de vacaciones. Las palomas estaban culecas y en su cacareo hacían como que se burlaban. Ante el sol rampante de mediodía quien me saca poco a poco la botellita de agua que acababa de tomar. Dos dólares me dijo la cajera, mis cejas se juntaron y se acercaron a mi nariz, puse cara así como cuando Don Ramón recibía una cachetada de Doña Florinda. Así que no podía permitirme sudar tan rápido el oro embotellado, tome asiento en un banquillo de madera cobijado por la sombra de un árbol. Desde allí podía ver toda la plaza y la estatua erguida en su centro. Las palomas giraban a su alrededor y ya cuando se cansaban, volvían y hacían su parada en la estatua. Al otro lado del banquillo se encontraba un vagabundo, maltrecho, sucio y tenía unos cuantos viejos trapos que le servían de ropa. Una barba de siglos y una cabellera descuidada. Uñas de bruja y unos pocos dientes amarillos. Un buen compañero de banquillo, pero a veces hablaba cosas en una lengua que no podía entender.

Entre balbuceaciones inentendibles se vira hacia mí y replica:
- ¡Soy yo!
-Oh habla español.
-Correctamente, fui yo quien habéis acarreado el castellano a vuestra isla.
Un loco bien educado pensé. Seguramente habla mejor que algunos dentro del palacio senadoristico.
-¡Sí!, yo fui quien dio el primer zarpazo desde la Pinta, no fue ningún Martin Pinzón quien me robo el tiro.
Caramba, pobre hombre, tras que loco está a punto de sufrir un ataque epiléptico.
- Que no me crees, soy el mesmo genovés que zarpo en nombre de vuestra madre España en busca de una nueva ruta hacia la India. De buena suerte no encontré una sola, si no que ansi, como caballo galopante, descubrí América. Oh!, esa mesma cara pusieron los nativos al vernos llegar, los tontos creyeron disque éramos Dioses.

-¿Que rayos hace por acá?, ¿no debería estarse pudriendo en el infierno?
- Vera que eso mesmo me pregunto yo, no hay peor castigo que estarse parao por siglos y tener el cuerpo de metal. No más pasan las diez de la mañana y esto es peor que el lomo de un camello. Y no se hable destas malditas aves, dan tres vueltas y depositan sobre mi sus eses fecales. Ante este panorama pues claro que elegiría el infierno.

-¿y como usted termina hablándome a través de este hombre?
-Ah, pero serás tú bruto, ¿a caso tu no lees la biblia? El domingo es el día de descanso de Dios, y claro el Diablo también lo toma libre. Así que aprovecho y me doy escapadas.

     La personificación de Cristóbal Colon a través de este hombre me siguió hablando sobre sus escapadas. Dice que todos los domingo aprovechaba para irse a compartir anécdotas con sus compañeros de estatua. A veces baja hasta Ponce y se reúne con Don Pedro alli en Tenerías. Las muchas bañaditas que toma con las muchachas en la fuente. Y de la escapada que una vez se dio con Juan Ponce de León para conocer la estatua de la Libertad. Entonces me dio con preguntarle que hacia aquí en este banquillo cuando tenía un mundo que disfrutarse en su día de escapadas.


-Hay muchacho, veras yo siento que parte de este mundo, de sus males y dolores son efecto de mis acciones cuando vide. Si no fuese porque nos embriagamos y nos perdimos en altamar, nunca hubiéramos descubierto estas tierras. No hubiéramos masacrados miles y miles de nativos, tampoco hubiéramos forzado el látigo contra las espaldas negras. Mucho menos arrancado de las entrañas de los ríos el oro que forja el sistema actual. – Muchacho, tú no sabes cuan arrepentido yo estoy. Por eso me quede aquí hoy, porque quiero ser partícipe y solidario con aquellos que sufren el embate de sistema. – Y claro que me manifiesto hoy, como es que quieren traer esa cosa disque de las escuelas “Charters”. A caso ellos nos se habeis dado cuenta que ni en los mesmos Estados Unidos les ha funcionado. En qué cabeza cabe colocar las escuelas en manos privadas. Claro lo que quierran es quitarse la gran responsabilidad de encima, así cuando quede en manos privadas el primero que proteste para fuera va…

     Y por ahí siguió con un chorro de argumentos que realmente hacían ver lo arrepentido que se sentía. Así que desta manera me gane un compañero de marcha, traposo y apestoso pero con el espíritu altivo y el entusiasmo de librarse de las cadenas de sus acciones. Al final gritamos un ¡Al carajo las Charters!

- Fue Pinzón el primero.  Le replique en un tono casi de pregunta.
Comenzó nuevamente con las balbuceaciones del banquillo, con las cuales quizás me decía un ¡hasta luego!.



No hay comentarios:

Publicar un comentario