Este aliento a ciudad
esa caravana de autos inmóviles
ese progreso de falsedad.
Bocinas anunciando calamidades.
Este aire vació, solitario.
Esta caverna de edificios
nos hieren y convidan al vació
haciendo nuestra esperanza añicos.
Y en esa lujuria cuajada
del amanecer al poniente
quedan vidas desmanteladas
encerradas en el desierto caliente
Entre las débiles miradas
de nuestras falsas aspiraciones
quedan nuestras almas desoladas
entre cemento y edificaciones
Y en este mar de carreteras
en mi frente y en mi pecho
sale una gritería entera
que me sacan de este mortal lecho.
Oh montaña altiva
reluciente y envejecida
sácanos de este desbarajuste
libramos de este caudal ruidoso
llévanos a tu cima
y alzanos como una bandera
suéltanos y déjanos libre
como su pelo en el viento
frente al mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario